El blanqueamiento dental es un procedimiento seguro y fiable, que no tiene efectos secundarios y en los que no hay riesgos de dañar el esmalte, los dientes ni las encías. Tampoco resulta doloroso, a excepción, quizá, en algunos casos, de un poco de sensibilidad dental los primeros días tras la sesión de blanqueamiento.

Sin embargo, como hemos mencionado antes, existen ciertos grupos de personas en los cuales el blanqueamiento está contraindicado. Uno de estos grupos son los niños y niñas menores de edad, en los que se entiende que su dentadura puede no estar del todo formada.

El otro grupo son las mujeres embarazadas o en época de lactancia. Esta recomendación se basa en la utilización de la sustancia llamada peróxido de hidrógeno, que contiene un alto nivel de oxígeno y que hasta ahora ningún estudio de este componente ha podido demostrar que no afecta al feto. De ahí que, ante la duda, se decida no recomendarlo.

Otra circunstancia en las que no es posible realizar un blanqueamiento dental es si el paciente en cuestión tiene algún problema de salud dental, tales como caries o fisuras profundas. En ese caso, primero habrá que solucionar dichos problemas con otros tratamientos dentales o con una ortodoncia antes de proceder al blanqueamiento dental.

Por último, tampoco es el tratamiento más adecuado si se tiene hipersensibilidad dental, puesto que seguramente se acabará agravando el problema con el uso de los productos blanqueadores.